Las nuevas “huellas” de Vegamar se estrenan con los monovarietales del 2018

Vinos

12 feb, 2019

Anoche se presentaron los vinos monovarietales de Vegamar, tintos de Garnacha y Syrah, los blancos de Merseguera y Sauvignon blanc, el rosado de Merlot y el blanco de Sauvignon y Moscatel.

También se cataron por primera vez las nuevas añadas del Vegamar Crianza y del Esencia de Vegamar 2016 y el Vegamar Reserva de 2015, cerrando la cata el Vegamar Dulce 2018

Pablo Ossorio y Maripaz Quílez destacaron la potencia de los blancos y rosados este año gracias a las lluvias del final de verano

Anoche se presentaron en la Bodega Urbana de Vegamar los vinos de la cosecha 2018 de esta firma de Calles, en la subzona valenciana del Alto Turia, así como las nuevas añadas de los vinos tintos de guarda.

Bajo el hombre de Vegamar Huella de Merseguera, Sauvignon, Merlot, Syrah, Garnacha, etc… los enólogos de la bodega, Pablo Ossorio y Maripaz Quílez, fueron explicando las características de esta gama de vinos monovarietales en los que se apuesta por lo autóctono clásico como son el Huella de Merseguera en blanco y el Huella de Garnacha en tinto, junto con las variedades foráneas que mejor se han aclimatado a las mesetas de Calles, como son el Huella de Sauvignon Blanc y los tintos Huella de Syrah y Merlot, y el rosado Huella de Merlot.

De la nueva cosecha solo uno es fruto de un coupage de dos variedades, el Blanco Vegamar 2018, que se nutre de Sauvignon blanc, una variedad de origen francés, y una de las más populares del mundo, con la mediterránea de moscatel, lo que ha creado una mezcla ganadora al combinar los aromas de la francesa muy apreciados internacionalmente con la potencia y untuosidad de la moscatel autóctona.

Estos vinos jóvenes del 18 llevan la impronta de la meteorología del pasado año, en el que destacaron las lluvias de final de verano.

Pablo Ossorio destacó que el retraso en la vendimia respecto a los años anteriores y esa pluviosidad que coincidió con la recogida de la uva favoreció especialmente a los vinos blancos.

Esta vendimia tardía ha marcado que la cosecha de 2018 sea muy especial y que, sumada a la corta cosecha del año anterior, se espere con más ansia que otras veces porque apenas quedan existencias del 17.

Ante una nutrida representación de la prensa especializada, Quílez y Ossorio fueron desgranando los detalles de los últimos vinos salidos de la bodega, incluyendo los nuevos crianza y reserva de 2016 y 2015 respectivamente.

Además, el Esencia de Vegamar 2016 también se estrenó en público, consolidando la tendencia de los vinos de la bodega en seguir creciendo en calidad y en amplitud de mercados. El Esencia lleva un 55% de garnacha y un 45% de syrah, un coupage que se ha demostrado todo un éxito por cómo se comportan en largas crianzas.

Como en el caso del Blanco Vegamar, aúna lo mejor de una tinta autóctona que está teniendo mucha pegada en los mercados internacionales, como es la garnacha, con el syrah, más del gusto internacional que es hacia donde está enfocado el mercado de este tipo de elaboración.
La cata se cerró con el Dulce de Vegamar 2018, un vino de autor que se embotella en medio litro y que se elabora exclusivamente con moscatel de grano fino de los viñedos de Calles.

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